Hace poco me dejaron un libro para leer:
Aprendí muchísimo de este libro poderoso, y por eso quiero compartirlo con todos.
Me ayudó a enfrentarme a mí misma.
A entender que no hay límites para el ser humano, que en realidad no somos máquinas, ¡somos mejores que las máquinas! (las fabricamos nosotros).
Pero, aún así necesitamos la ayuda de Aquel que nos "fabricó".
Cada ser humano tiene un talento, un regalo, un don... Pero muchas veces las frenamos nosotros mismos o por miedo a otros.
Este libro se lo recomiendo a todo aquel que sabe que hay mucho más allá de lo que sus ojos están viendo, o los que necesitan empezar a confiar en sus capacidades.
Se lo recomiendo a todas aquellas personas que saben que deben "alimentar" a otros, porque... ¿cómo vas a ayudar a otros si no sabes lo que tienes en tus manos?.
Recomendado también para los pastores, servidores y ministros en las iglesias.
¡Gracias por leer!.
¡SHALÓM!.
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