"1:16 Amados hermanos míos, no erréis.
1:17 Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.
1:18 El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas". Santiago 1:16-18.
1:17 Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.
1:18 El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas". Santiago 1:16-18.
Ayer, de camino a casa, después de la iglesia, me paré a hablar con una señora (una vecina con su marido e hijo).
La conté mi testimonio, de como Dios me ha bendecido con un trabajo.
No sé porque, pero sentí "un impulso" de hablar con su hijo, un joven de unos 17 años.
Le pregunté su nombre y me dijo que se llama Santiago.
¡SANTIGO!.
Le conté de como Dios me llamó:
En medio de la locura, yo fumaba, una noche estaba fumando y no entenderé jamás toda la grandeza de ese momento pero la cuestión es que mientras fumaba, alcancé una Biblia pequeña que me regalaron hace muchos años en una iglesia (pero yo la tenía más bien para decorar mi estantería).
Esto pasó hace unos 3 años en Móstoles.
Le di una palabra al muchacho... Y yo sé que todo lo que Dios comienza lo perfecciona.
Aveces pensamos que podemos alterar el orden de las cosas, pero no es asi.
Dios tiene todo bajo control.
Y él es quien llama a sus hijos cuando él quiere, no cuando uno lo entienda.
Nunca me olvidaré de esa noche.
Ayer, observando las farolas y luces que iluminan mi barrio, pude reflexionar sobre muchas cosas, entre ellas: No hay oscuridad que Dios no pueda alumbrar.
Si quieres compruébalo.
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